¿Por qué los gatos no deben tomar leche?
Te ayudamos a ser experto con esta y más Preguntas Inteligentes.
¿Por qué es malo que los gatos tomen leche?
La imagen tradicional de un gato feliz sobre un tazón de leche es engañosa. Los gatos son aficionados a la crema, que es valorada por los felinos su alto contenido en grasa. Sin embargo, la leche que ahora compramos en el supermercado contiene poca grasa, y mientras a algunos gatos les gusta su sabor, muchos de nosotros no sabemos que les resulta difícil de digerir, así lo publica BBC Focus.
Como todos los mamíferos lactantes, los gatitos nacen con la capacidad de digerir el azúcar principal de la leche, conocida como lactosa. Este azúcar es una fuente muy valiosa de energía para los animales jóvenes, pero después del destete la enzima que les permite digerirla comienza a desaparecer en el intestino.
Cuando un gato adulto toma leche, la lactosa indigesta su intestino lo que ocasiona que ésta se fermente en el interior, provocando malestar estomacal.
¿Quién tiene mejor olfato: un gato o perro?
Los perros de caza pueden captar olores en concentraciones de 10, 000 a 100, 000 veces menores que nosotros. Los gatos, con una nariz más pequeña, sólo pueden vencernos en un factor de entre 1, 000 y 10, 000. Por lo tanto, en este aspecto, los perros tiene un mejor sentido del olfato que los gatos.
Pero a diferencia de los humanos, los gatos y los perros tienen otro sentido del olfato, algo así como una “segunda nariz” que se encuentra entre el techo de su boca y la nariz. Y los gatos vencen a los perros en este sentido.
La segunda nariz, también conocida como órgano vomeronasal (VNO), consiste en un par de tubos llenos de líquido, cada uno con una abertura en las fosas nasales y otras justo detrás de los dientes incisivos.
Para llegar a este órgano, los olores primero tiene que disolverse en la saliva y luego ser bombeados hasta una pequeña bolsa que produce la sensación de olfato y gusto.
El órgano vomeronasal (VNO), incluso tiene su propia área del cerebro en el bulbo olfatorio accesorio, en donde la información que produce se puede procesar por separado de la generada por la nariz.
Los gatos tienen un rango más amplio de receptores en sus VNOs que los perros de 30 frente a 9. Mientras que los perros no dan ninguna indicación obvia de que están utilizando sus VNOs, los gatos abren su boca dejando al descubierto sus dientes superiores. Esto significa que son más exigentes con lo que comen según el olor y sabor.
¿Realmente los gatos nos entienden?
Los científicos están divididos en cuando si un animal, que no seamos nosotros, tiene la capacidad de darse cuenta de lo que queremos decirles.
Utilizamos la “teoría de la mente” con tan poco esfuerzo que puede ser difícil imaginar que los animales no la poseen. Por ejemplo, durante una conversación escogemos nuestras palabras cuidadosamente para transmitir nuestro mensaje, ya que somos capaces de imaginar lo que la otra persona está pensado de nosotros.
Otros mamíferos parecen tener una “teoría de la mente” muy limitado. Por ejemplo, los perros muestran una versión primitiva, conocida como “atención a la atención”, una función en la que parece que el animal está prestando atención. Sin embargo, esto no prueba que pueden reflexionar sobre lo dicho. Podría ser la expresión de un sofisticado conjunto de reglas para la comunicación, tales como señalar o fijar la mirada mientras se habla.
No está claro si los gatos llegan a este nivel de complejidad como los perros. En su evolución, los gatos tenían escasas oportunidades para la interacción con los miembros de su propia clase, es poco probable que los cerebros de los gatos hallan desarrollado esta capacidad cerebral. Así que cuando un gato te esté mirando, sin duda te está poniendo atención, pero es poco probable que reflexione sobre lo que le dices.
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